Esta es la primera edición, publicada en 1586, De humane physiognomonia, una obra de referencia en el campo de la fisionomía escrita por el napolitano Giambattista della Porta. Científico, erudito y dramaturgo, della Porta fue pionero en esta disciplina de origen aristotélico, que buscaba interpretar la personalidad de los individuos a través de sus rasgos faciales.
La obra, una de las primeras publicaciones ilustradas sobre fisionomía, incluye grabados que establecen comparaciones y exploran conexiones entre las características físicas y los comportamientos tanto de seres humanos como de animales, en un intento de comprender mejor la naturaleza humana desde diversas perspectivas.
A pesar de que la Iglesia Católica Romana veía con escepticismo esta disciplina, considerándola una pseudociencia, la fisionomía prosperó gracias a obras como esta, que se hizo ampliamente conocida e influyó en generaciones posteriores de científicos. Prueba de su impacto son las numerosas ediciones que se publicaron en 1593, 1601, 1602, 1618 y 1650.